En nuestro especial de Navidad de este año miramos hacia el futuro del Derecho desde una triple perspectiva, tecnológica, funcional y genética. Los cambios tecnológicos no solo ofrecen a los juristas herramientas hasta ahora impensables, que obligan a revisar de manera constante nuestro modo de actuar, sino que su imbricación con la genética amenaza con borrar la misma diferencia entre instrumento y agente, con todos los problemas que algo así puede implicar. En un marco social radicalmente distinto, la propia función del Derecho, con sus separaciones clásicas entre diferentes disciplinas, necesita también ser repensada de nuevo.